El beneficio de la naturaleza en la gestión emocional
El beneficio de la naturaleza en la gestión emocional
Más allá de la belleza de un paisaje, científicamente ha quedado demostrado que la naturaleza nos ayuda a mejorar la gestión emocional.

Hay múltiples estudios científicos que nos hablan del beneficio que supone el contacto de la naturaleza en la gestión emocional y en los estados anímicos de las personas.

Está demostrado en numerosos estudios neurocientíficos y psicológicos que el contacto con la naturaleza y otros seres vivos es vital para nuestro bienestar físico y sobre todo psicológico y emocional.

¿Cuáles son los beneficios?

Entre otros beneficios el contacto con la naturaleza genera los siguientes beneficios probados:

  • Nos brinda estímulos que nos alejan de las rutinas (del pensamiento único, de las convenciones, de rumiar los mismos pensamientos)
  • Libera la creatividad (se duplica)
  • Se disminuyen los niveles de estrés y ansiedad ya que se produce un descenso de cortisol (hormona del estrés) en sangre.
  • Aumenta el rendimiento cognitivo y la concentración.
  • La percepción de los sonidos de la naturaleza eleva nuestro estado de ánimo, calma nuestra ansiedad, nos tranquiliza y nos hace sentir menos agresivos.
  • El contacto con la naturaleza y demás seres vivos nos hace más sensibles y respetuosos.

Según un estudio científico donde participaron un total de 56 adultos, involucrados en expediciones a la naturaleza dirigidas por Outward Bound, durante cuatro días de inmersión en la naturaleza, y la correspondiente desconexión de los medios multimedia y la tecnología, aumentó el rendimiento en una tarea de creatividad y resolución de problemas en un 50 %. Es decir, que se demostró que se puede obtener una ventaja cognitiva si pasamos tiempo inmersos en un entorno natural.  Esta ventaja proviene por supuesto, de un aumento en la exposición a estímulos naturales que son tanto emocionalmente positivos como poco estimulantes y una disminución correspondiente en la exposición a la tecnología que exige atención, que regularmente requiere que prestemos atención a eventos repentinos, cambiemos entre tareas, mantengamos la meta e inhiben acciones o cogniciones irrelevantes. 

El contacto con la naturaleza consigue que se disminuyan los niveles de estrés y ansiedad ya que se produce un descenso de cortisol (también conocida como la hormona del estrés).

En otro estudio, de 8 semanas, se pidió a 36 habitantes urbanos que tuvieran una experiencia en la naturaleza, definida como pasar tiempo en un lugar al aire libre que brindara la sensación de contacto con la naturaleza, al menos tres veces por semana durante 10 minutos o más. El objetivo era medir el nivel de cortisol en la saliva y para ellos los participantes proporcionaron muestras de saliva antes y después de cada experiencia en la naturaleza, en cuatro puntos durante el período de estudio. Las muestras antes de la experiencia en la naturaleza establecieron la trayectoria diurna de cada indicador de estrés y estos estaban en línea con los resultados publicados de experimentos controlados más de cerca. Para el cortisol salival, una experiencia de este tipo, produjo una caída del 21,3 %/hora más allá de la caída diurna de la hormona. La eficacia de una inmersión en la naturaleza fue aún mayor para tramos de tiempo mayor entre 20 y 30 minutos, después de lo cuales, los beneficios continuaron acumulándose, pero a un ritmo más reducido. 

¿Cualquier paisaje sirve?

Lo cierto es que no, no se producen los mismos efectos en un paisaje urbano que en un paisaje natural. Al menos en este estudio así lo determina.

Una caminata de 50 min. por la naturaleza genera una mejora cognitiva y afectiva.

En esta otra investigación, se observó el impacto de la experiencia de la naturaleza en el afecto y la cognición. Se asignaron al azar a sesenta participantes en una caminata de 50 minutos en un entorno natural o urbano en Stanford, California y sus alrededores. Antes y después de su caminata, los participantes completaron una serie de evaluaciones psicológicas del funcionamiento afectivo y cognitivo. En comparación con la caminata urbana, la caminata por la naturaleza supuso beneficios afectivos (disminución de la ansiedad, rumiación y afecto negativo, y preservación del afecto positivo) así como beneficios cognitivos (mayor rendimiento de la memoria). Este estudio amplía la investigación previa al demostrar los beneficios adicionales de la experiencia de la naturaleza en el afecto y la cognición a través de evaluaciones de ansiedad.

cita

Con respecto a la naturaleza entendida como paisaje, en el Convenio Europeo del Paisaje se considera que el paisaje tiene un papel muy importante en el interés general, sobre los planos cultural, ecológico, medioambiental y social y que constituye un recurso favorable a la actividad económica, cuya protección, gestión y ordenación apropiadas pueden favorecer la creación de empleo. Además, contribuye a la formación de culturas locales y representa un componente fundamental del patrimonio cultural y natural, influyendo sobre el bienestar de los seres humanos y consolidando la identidad de los pueblos.

En definitiva nuestro contacto con la naturaleza, nos identifica con la tierra, con el país (de hecho “paisaje” y “país” tienen la misma raíz). Es un reflejo de estilos de vida pasados y, en definitiva, de nuestra historia. Por tanto no solo genera beneficios físicos, sino también emocionales, psicológicos y de identidad.

¿Todavía piensas que dar un paseo por la naturaleza no sirve para nada?